Según apareció en El Norte del 11 de octubre del 2007, Alejandro Hernández Lomas de 41 años se cayó de la azotea de su casa en Apodaca, Nuevo León, México y como sangraba de la cabeza sus familiares lo llevaron al Hospital Civil en Monterrey, donde se puso agresivo negándose a recibir atención médica por lo que, para evitarse responsabilidades los del hospital le dijeron que si se negaba a atenderse entonces firmara su alta voluntaria la cual, como era muy macho, les firmó. Faltaba más, ha de haber dicho.
Esto fue a medianoche del 9 de octubre cuando Alejandro se salió del hospital y regresó a su casa donde se encerró en su cuarto. Como a las siete y media de la mañana sus familiares fueron a ver cómo seguía encontrándolo muerto.
Muerto, pero con la honra bien puesta de macho mexicano. ¡Pos éstos!, qué se creen que un macho mexicano se va a atender una mugrosa contusión profunda de cráneo, como diagnosticaron los que lo revisaron ya muerto.
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